Esta vez el
curso se divide en dos grupos, uno de los cuales se dirige a confeccionar sus
blogs, mientras nosotros nos dirigidos a la sala Tomas Fierro a realizar
nuestra actividad.
Antes de
comenzar con las máscaras se nos entregó papel y muchos lápices de colores y se
nos planteó el gran desafío de dibujar el contorno de la cabeza y hombros de
nuestros compañeros, lo que representó una labor bastante compleja debido a la
falta de precisión de algunos compañeros (varios quedamos con lápiz en la cara
y en las orejas) y otros que simplemente nos costó dibujar trazos (varios
quedaron chuecos), pero finalmente terminamos y luego de esto se nos asignó la
labor de rellenar aquel dibujo con todo aquello que nos cruzara por
nuestra mente; aquellas cosas que eran parte de nosotros y estaban en el
interior de nuestra conciencia y con lápices de diversos colores comenzamos a
dibujar y obtuvimos una imagen de nosotros mismos adornada de todas aquellas
cosas que influencian nuestra vida.
Luego
comenzamos a corta tiras de yeso, para ponernos manos a la obra con el trabajo
de MÁSCARAS y
luego llenamos recipientes con aguas y divididos en parejas comenzamos a
trabajar. En un principio el trabajo de máscaras se limitaban a los que estaban
en las mesas acostados, sin embargo, al avanzar la actividad, los que aún no
comenzaban, ubicaron los lugares más creativos para poder trabajar todos al
mismo tiempo.
En mi caso
comenzamos con mi compañera a la que las medidas de seguridad apropiadas, para
no causarle alguna irritación y algún problema de salud, y luego comencé a
cubrirla con yeso hasta obtener la consistencia de la máscara deseada; cuando
fue mi turno, mi compañera se aseguró de la misma manera que yo antes de
empezar, sin embargo, debido a la cantidad de agua que le puso al yeso terminé
con la boca enyesada y con los ojos sin poder abrir, lo que fue una causa de humor
entre nosotras y tras lo cual tuve que lavarme durante unos minutos para
asegurarme de no tener más YESO.
Sin embargo,
puedo decir que fue una experiencia entretenida, pese a todo, pues aún enyesada
por todos lados, pudimos compartir bromas con mi compañera de máscaras.
Finalmente
pusimos nuestras obras de arte a secar y pudimos apreciar en cada una de ellas
las características físicas de cada persona y su reflejo de éstas
características en las distintas máscaras, algunas de éstas, fueron de
rostro completo y otras solo de una parte pero aun así cada máscara era única y
representaba la identidad de cada una de las personas para las que fueron hechas.
Finalizando
todas las máscaras procedimos a guardarlas con nuestros nombres en el taller y
luego de limpiar nuestro espacio de trabajo, lavar los recientes del agua
y dejar todo ordenado nos retiramos a nuestros hogares…
No hay comentarios:
Publicar un comentario